JUAN CARLOS ESCOTET, Presidente de Banesco
Escrito por: JUAN T.
DELGADO
Ya
había entrado la noche y en las lomas que circundan su casa en Caracas se
atisbaban las primeras luces de los chalés vecinos. Juan Carlos Escotet
esperaba una velada sosegada de domingo: una cena frugal en el porche con
vistas al jardín, una charla distendida con su mujer sobre los vaivenes de la
patria y lo último en arte moderno. Hasta que rugió el teléfono. Al otro lado
de la línea, una voz seca de alto funcionario reclamaba su presencia inmediata
en el Palacio de Miraflores. Hugo Chávez Frías, presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, le requería en su despacho para tratar asuntos
pendientes.
Así
era el líder venezolano. Pese al abismo que separaba sus posturas ideológicas,
Escotet lo sobrellevaba con parsimonia. Una templanza férrea levantada a base
de años y años sorteando las decisiones caprichosas -cuando no arbitrarias- de
militares metidos a políticos y políticos gobernando como si fueran militares.
Es tremendamente complicado ser emprendedor en Venezuela. Juan Carlos Escotet
lo intentó desde abajo, desde las filas de la atosigada y reducida clase media.
Y a base de surfear entre los gobiernos de variopinto pelaje y los vaivenes de
una economía sometida a la cotización del barril, logró levantar uno de los
imperios financieros más sólidos de Latinoamérica.
Escotet
cursó Económicas. En la facultad conoció a su mujer, tan apasionada del arte
como él. No tardó en casarse y tener el primero de sus cuatro hijos. Y ya como
padre de familia realizó la primera inmersión en el negocio que le haría rico.
Alumbró una firma de valores y Bolsa, la engordó a base de operaciones certeras
y la revendió por una envidiable cantidad de bolívares, que le abriría de par
en par las puertas de la clase alta caraqueña.
Escotet
era rico. Podría haber hecho las maletas y emigrar a Miami para hacer negocios
con reglas más claras del juego. Pero optó por seguir afincado en Caracas. Una
elevada dosis de ambición profesional, otra moderada de patriotismo contenido y
la coraza de broker curtida en el agresivo ring de las bolsas latinoamericanas
le llevó a intentarlo de nuevo en su país. Con esos mimbres y el dineral
atesorado con la venta de la agencia se compró un pequeño banco en 1992, el
Grupo Bancentro.
Sobre
ese pilar levantaría el holding financiero que es hoy Banesco. Lo hizo a base
fusiones y adquisiciones, manteniendo a raya el riesgo, sin participar en
aventuras ajenas al negocio puramente bancario. Escotet hizo precisamente lo
contrario de lo que ya hacían por entonces, a casi 7.000 kilómetros de
distancia, los gestores de algunas cajas españolas, cuyas incursiones en el
mundo de la empresa acabaron destrozando años después la mitad del sistema
financiero. Por eso, días antes de conocerse el resultado de la subasta, el
banquero venezolano estaba tan convencido de que su oferta por Novagalicia era
la más apropiada para la entidad; o lo que es igual, para sus clientes y sus
empleados.
Juan
Carlos Escotet hace banca, a secas. Aplicará su receta de éxito a una caja
vapuleada por la ambición mal entendida de banqueros y políticos españoles.
Desde su despacho en Banesco con vistas a la cordillera de El Ávila, ha
diseñado para Novagalicia una estrategia con dos vectores de crecimiento: el
orgánico, con la expansión prudente hacia Asturias y Castilla y León, y la
conquista de pymes en zonas rurales; y el corporativo, mediante la fusión del
negocio de la caja con el de Banco Etcheverría, el pequeño banco gallego que
adquirió hace un año para ir poniendo picas en suelo español.
A
Escotet le ayudará su corta pero robusta relación con el presidente gallego,
cimentada en la promesa del venezolano de mantener la plantilla de Novagalicia
y reactivar el crédito en la región; pero también en un ideario político de
centro derecha que les permite hablar del futuro económico con idéntico
lenguaje. El mismo que el banquero latinoamericano usa cuando se cruza con
Henrique Capriles, líder de los conservadores venezolanos y enemigo número uno
del actual presidente Nicolás Maduro. Aunque ideológicamente Escotet no está
equidistante entre los dos, se lleva bien con ambos. O al menos lo intenta.
Como ocurría con Chávez. No le costará -y eso lo confiesa con sorna en privado-
adaptarse al turbulento escenario político español. A un tipo al que el
presidente del Gobierno le saca casi de la cama para abroncarle en su despacho
no le asusta casi nada.
Fuente:
http://www.elmundo.es/
Caricatura:
JORGE ARÉVALO
Muy buena anécdota, gracias por compartir y ahora apliquemos estos consejos en la Pyme y en el área personal.
ResponderEliminarMuy buena reflexión. lo que hace recordar que oportunidades hay muchas, pero uno se hace exitoso al aprovechar cada una. Aprovecha esta para tu negocio, incluso para tiendas online y además para la presentación de tu comercio, encuentralo en [[www.productorweb.com ]]
ResponderEliminarExcelente información
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